domingo, 6 de julio de 2008

Si de literatura fantástica se trata.

Literatura fantástica no hay una sola, ni hay tampoco una sola forma de abordarla. Para introducirse en ella y realizar un viaje por los grandes clásicos de la literatura fantástica.
Por otra parte, si se tiene en cuenta la óptica del crítico Tzvetan Todorov –expresada en su obra Introducciòn a la literatura fantástica–, según este autor los cuentos fantásticos pueden dividirse en dos grupos: el relato fantástico neto y el relato fantástico extraño.
El relato fantástico neto es aquel en el cual un acontecimiento sobrenatural tiene lugar en un contexto realista, y no puede explicarse mediante las leyes de la lógica ni de la ciencia. Generalmente el protagonista del relato razona diferentes posibilidades para explicar lo inexplicable, y su duda es asimilada por el lector. Esta vacilación del protagonista trasladada al lector es el secreto del relato fantástico neto. Un claro ejemplo de este tipo es el cuento “El Horla” de Guy de Mauppasant. Muchos de los cuentos de Enrique Anderson Imbert pueden considerarse también dentro del grupo de relatos fantásticos netos, por ejemplo, “El desterrado” o también “La noche boca arriba” y “Continuidad de los parques”, ambos de Julio Cortázar.
Todorov habla también del relato fantástico extraño, aquél que, bajo las mismas circunstancias (un hecho sobrenatural que irrumpe en un contexto realista) incluye la explicación lógica o científica que lo explica. Un buen ejemplo de este segundo tipo, diferenciado del relato fantástico neto, es “El almohadón de plumas” de Horacio Quiroga. Para leer esta obra, se puede acceder a la página de una biblioteca electrónica de Caracas.
Otro claro ejemplo del relato fantástico extraño es el cuento “El pozo y el péndulo”, de Edgar Allan Poe, escritor nacido en Boston en 1809.
En la web hay un sitio maravilloso sobre Edgar Allan Poe, que contiene sus obras –traducidas por Cortázar, Borges– y ensayos sobre sus textos de grandes pensadores como Rubén Darío, Abelardo Castillo, entre otros.
Para pasarse horas navegando.
(Fuente: educared.org)

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