domingo, 29 de marzo de 2009

Educación en valores

Ésta es una primera publicación que invita a reflexionar acerca del rol de los valores en la educación de nuestros hijos.


QUERIDOS PADRES, deseamos que este espacio sirva de reflexión sobre un tema MUY de actualidad aunque es de SIEMPRE, el de los VALORES y de la posible crisis que éstos están sufriendo.
Mucho nos interesaría saber qué opinan, cómo lo están viviendo, si han leído o visto algo al respecto para compartir y concensuar.

La Bibliotecarias queremos ser multiplicadoras de una publicación de Educared donde al respecto dicen:
La educación es un pilar indiscutible para el futuro de nuestros hijos. Pero... ¿con qué valores nos interesa educarlos?.
"Educar para los valores es una tarea difícil ya que éstos no se saben a la manera que se sabe una fórmula química, sino que se viven" (Educando en Valores: Amnistía Internacional – sección venezolana. Caracas, 1997).
Pero ¿qué es la educación en valores? ¿En qué consiste? Y más precisamente ¿Qué son los valores? ¿Quién los transmite? ¿Es suficiente lo que mi hijo aprende en la escuela o es necesario trabajar más el tema en casa?.
Los valores son ideas que guían nuestro accionar, nuestra manera de ser en situaciones cotidianas y no tanto.Los valores son parte del bagaje cultural que nos hace quienes somos. Son producto de nuestra historia, de la educación que recibimos y de la época en la que vivimos.
Pero, si los valores son culturales y son parte de nuestra historia ¿por qué hay que educar en valores? Acaso ¿no son universales ?.
Si tomamos en cuenta a los especialistas que Educared consulta vemos que Roberto Marafioti plantea que "vivimos uno de esos momentos bisagra en que todo el orden anterior de representaciones y saberes oscila para hacer lugar a imaginarios, modos de conocimiento y estilos de regulación social todavía no estabilizados." Por eso es importante sumarnos a la reflexión acerca de la educación de los hijos: ¿Educarlos para el mundo que existe? ¿Educarlos para el mundo ideal? ¿Educarlo con los parámetros de mi infancia? ¿Dejar que la escuela los eduque? ¿Compartir la educación con la escuela ?.
Por su parte Hanna Arendt propone una educación cuyo fin sea "preparar a cada generación para que entienda la realidad del mundo de los adultos al que va accediendo, paso a paso, y asuma su responsabilidad por él, para continuarlo y para modificarlo".

sábado, 21 de marzo de 2009

PARA LOS BENJAMINES


Atención Papis !!!
Las tres vacunas al ingresar a la escuela
Para niños y niñas de primer grado


El Ministerio de Salud de la Nación recordó la necesidad de completar antes del 30 de junio próximo la vacunación de todos los niños que ingresan a primer grado. Al ingresar a la escuela, cada niño debe recibir 3 vacunas: la triple bacteriana (Difteria, Pertussis o tos convulsa, Tétanos), la triple viral (Sarampión, Rubéola, Paperas) y la Sabin oral (Poliomielitis). Cabe mencionar que este año ingresan al sistema escolar 700 mil niños.

La abuelidad







Abuelos ¿eran los de antes?


La abuelidad o el equilibrio entre permanencia y cambio


En la sección de Educared “Entre Padres” se presenta una reflexión del Lic. ROLANDO MARTIÑÁ sobre el rol de los abuelos y abuelas de "antes" y de "ahora". Una oportunidad para reflexionar sobre la permanencia de las funciones y el cambio de las estructuras, sobre la sociedad en la que crecimos, la sociedad en la que vivimos y la sociedad en la que queremos criar a nuestros hijos.



El texto comienza aclarando que al hablar de "antes" nos referimos a la primera mitad del siglo y al hablar de "ahora" a la etapa que abarca de los sesenta a la actualidad.
"Antes" los abuelos convivían muchas veces con los nietos y formaban parte de esa pequeña "tribu" que era la familia extensa.
Como las costumbres cambiaban muy lentamente, las pautas que habían servido a las generaciones anteriores seguían sirviendo, con algunos retoques, a las siguientes. Había rituales firmemente establecidos que se transmitían porque "Siempre fue así, y es bueno que siga siéndolo".
Ese criterio contribuía a poner límites a la habitual tendencia al desenfreno de niños y jóvenes, porque el abuelo era, además de los padres, "alguien más a quien no había que defraudar".
Por otra parte, el abuelo solía ser, en ese entonces, una persona retirada; salvo excepciones, a partir de los sesenta años se entraba en una especie de "tiempo suplementario" (especialmente los hombres). Las mujeres, de algún modo – y mientras podían –, seguían supervisando la vida doméstica y enseñando algunas de sus técnicas básicas: lavar, planchar, cocinar, coser, tejer, etc. Pero como las madres en general no trabajaban afuera, no tenían, salvo emergencias, el rol de cuidadoras de niños que suelen tener hoy.
Rara vez una persona de más de sesenta años estaba "iniciando algo" a esa altura de su vida. Eran el pasado vivo. Los abuelos eran a menudo consultados y respetados, pero no salían a competir en los mismos espacios públicos con sus hijos y mucho menos con sus nietos. Y, para los chicos, su sola presencia como padres de sus padres, aún escuchados y respetados por ellos, representaban un modelo de vinculación interpersonal bastante previsible y contenedor. Los cuentos que contaban los abuelos eran "sagrados".
Hoy, los abuelos en general están aún activos, ejerciendo oficios o profesiones, por necesidad o elección, viajando, practicando "hobbies". Rara vez conviven con sus nietos, sin embargo suelen cumplir un papel muy activo como cuidadores, dada la sobreocupación que suele afectar a los padres o la ausencia parcial o total de alguno de ellos. Su papel, entonces, es menos emblemático y más instrumental. De algún modo, más que transmitir enseñanzas (lo que afortunadamente siguen haciendo), deben aprender muchas cosas pasa "estar a la altura", desde el manejo de todo tipo de aparatos hasta la incorporación de nuevas costumbres y pautas de crianza que se renuevan aceleradamente.
Es claro que esto aumenta la tensión y la incertidumbre y que para mucha gente resulta excesivo y difícil de controlar. Pero visto desde otro ángulo: ¿les resulta también un excitante desafío? ¿ los mantiene vivos y atentos? ¿los hace vivir más, cuantitativa y cualitativamente hablando? Si evitamos los extremos ¿no resulta esta realidad fluida, cambiante, polifacética, un estímulo al pensamiento, un antídoto contra el aburrimiento y la depresión? Ocurre que ayuda a sus hijos a criar a sus hijos mientras todos siguen viviendo. Sin creer ni hacer creer, que transmite "verdades" sino que esta relación NIÑO-PADRES-ABUELOS ofrece una interesante oportunidad de integrar, sin soberbias la audacia juvenil con las experiencia de los más maduros y, en todo caso, la humildad de unos y otros para buscar juntos un modo más dichoso de vivir.
Pero hay algo de SIEMPRE: Los chicos siguen y seguirán necesitando nuestra comprensión, nuestro cuidado, nuestro afecto, nuestros límites y nuestros relatos.

BIENVENIDOS EN EL 2009


Las Bibliotecarias les desean un año pleno de satisfacciones en la ardua pero maravillosa tarea de
Educar a nuestros hijos
Queremos que sepan que las puertas de la biblioteca permanecerán abiertas a vuestras inquietudes.