lunes, 17 de mayo de 2010

TDAH y eso ...qué es...?







A QUIÉN te hace acordar?

El niño hiperactivo tiene dificultades para mantener la atención y concentrarse, es inquieto, no para de moverse en la silla y habla hasta cuando no toca. Simplemente, no puede controlarse. A veces, este comportamiento repercute en el rendimiento escolar. La inmersión en las rutinas del colegio suele poner en evidencia este trastorno que, en ocasiones, crea problemas de adaptación social y de aprendizaje.

Si sospechamos que nuestro hijo padece una hiperactividad que le impide desarrollar con normalidad sus tareas cotidianas, lo primero que debemos hacer es buscar un profesional que establezca el diagnóstico y tratamiento adecuado.
De tratarse de TDAH (trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad) nos permitimos hacerles estas sugerencias que podrían ayudar:



  • Evita que tu atención se fije sobre todo en las conductas que te disgustan (que corra por los pasillos, que haga botar la pelota dentro de la casa..) y, en cambio, intenta reparar más en las positivas, que a veces pasan desapercibidas (ayudar a sus hermanos, regalarnos un dibujo…).




  • Recompensa las conductas positivas con una alabanza, dedicándole un tiempo de juego o permitiendo que vea durante más tiempo la televisión. De esta manera, reforzarás su autoestima.



  • El ambiente familiar ejerce una influencia determinante en la conducta del niño. Por eso, es muy importante que los padres demos un enfoque positivo a la relación con nuestro hijo. No debemos insistir en lo perturbador que resulta su comportamiento sino, por el contrario, dar como referencia positiva las habilidades y éxitos del niño.



  • En los niños hiperactivos no es aconsejable que, como castigo, se limiten las salidas de casa y los contactos con amigos. Esto podría dificultar su adaptación social e incrementar su ansiedad.



  • Los niños con TDAH tienen muchos aspectos positivos (pensamiento rápido, intuición, sinceridad, creatividad, gran expresividad afectiva…) que deben ser valorados y respetados.



  • Tenga en cuenta que para aprender a respetar hay que crecer sintiéndose respetado.



  • Un trabajo conjunto entre la escuela y la familia facilitará al niño las estrategias necesarias para salir adelante.




Fundación ADANA

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